En la NASA están probando un sistema nuevo diseñado para «oír» las ondas gravitacionales o «arrugas» en el tejido formado por el espacio y el tiempo predichas por Einstein hace ya cerca de un siglo.
El sistema está basado en un sistema de láseres e interferómetros formando un triángulo que debe oscilar junto a las ondas gravitatorias y producir patrones de interferencias detectables. Se trata del LISA (Laser Interferometer Space Antenna), a la espera de ser lanzado al espacio para tratar de detectar las elusivas ondas.
«Con el fin de detectar las ondas gravitacionales, tenemos que hacer mediciones muy precisas», dijo Bill Klipstein, un físico en el JPL. «Nuestros láseres son mucho más ruidosos de lo que queremos medir, así que tenemos que eliminar ese ruido con cuidado para obtener una señal clara, es un poco como escuchar a una pluma caer en medio de una fuerte tormenta.»
El equipo del JPL es uno de muchos grupos trabajando sobre el LISA, un proyecto conjunto de la Agencia Espacial Europea y la NASA, que, si se selecciona, se lanzará en el año 2020 o tal vez más tarde.
Uno de los objetivos primarios de LISA es detectar directamente las ondas gravitacionales. Los estudios de estas ondas cósmicas comenzaron en serio hace décadas cuando, en 1974, descubrieron un par de estrellas muertas orbitando entre si – un tipo de púlsares – que estaban cada vez más cerca debido a una pérdida inexplicable de la energía. Esa energía se demostró más tarde ser en forma de ondas gravitacionales. Esta fue la primera prueba indirecta de las ondas, que llevó en 1993 al Premio Nobel de Física.
La misión propuesta equivaldría a un triángulo gigante formado por tres naves espaciales, cada una conectada por rayos láser. Estas naves espaciales volarían en formación alrededor del Sol, a unos 20 grados detrás de la Tierra. Cada una contendrá un cubo de platino y oro que flotaría libremente en el espacio. Al atravesar las ondas gravitacionales a las naves espaciales, la distancia entre los cubos cambiará al menos en cantidades casi imperceptibles, pero lo suficientemente grandes para los instrumentos extremadamente sensibles del LISA, capaces de detectar los cambios correspondientes en el láser que conecta las naves. Las naves estarán separadas unos 5000 millones de metros, y el LISA ¡podría detectar cambios en el orden de 0.000000000005 metros!
Fuente: NASA
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